La
detección precoz es el tratamiento más efectivo contra el glaucoma.
El glaucoma
constituye la segunda causa de ceguera en el mundo, solo superada por
las cataratas, según datos de la Organización Mundial de la Salud. A
pesar de su gravedad, la mitad de la población afectada por glaucoma lo
desconoce, ya que generalmente no causa síntomas que adviertan de la
patología. El problema es que, si no se detecta y se trata a tiempo, el
glaucoma puede llegar a producir baja visión e, incluso, ceguera en el 5% de
los casos.Se estima que en nuestro país el glaucoma afecta a más de un millón
de personas. Su incidencia se incrementa con la edad. Así, en el grupo de 50 a
59 años, la incidencia se sitúa en el 2,1%. Esta cifra asciende al 2,3% en
personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza el 3,5%.
El
óptico-optometrista, aliado en la detección precoz
El
glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico, normalmente
provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. Esta lesión
causa una pérdida progresiva de visión, que normalmente comienza por la
periferia del campo visual. Los especialistas suelen calificar al glaucoma
como el “enemigo silencioso” o el “ladrón de la visión”, ya que, en la mayoría
de los casos, el paciente no experimenta ninguna molestia ni ningún síntoma
hasta que se produce una pérdida visual permanente e irreversible. De ahí la
importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento en estadios
iniciales.
Por esta
razón, es importante concienciar a la población mayor de 45 años de la
importancia de someterse a una revisión ocular anual. El óptico-optometrista
es el profesional de la salud visual primaria y dispone de la formación
y de la aparatología necesaria para detectar el glaucoma antes de que el
paciente sufra una pérdida visual importante e irreversible.
¿A quién
puede afectar el glaucoma?
Aunque el glaucoma
puede aparecer a cualquier edad, algunos grupos de pacientes son más proclives
a desarrollar la enfermedad en uno o ambos ojos y, por lo tanto, deben acudir a
las revisiones al menos una vez año:
• Mayores de 45 años que no se hayan sometido
a un examen ocular en los últimos años.
• Personas con antecedentes familiares de
glaucoma, en especial de familiares directos.
• Personas con miopía elevada.
• Pacientes medicados con corticoides
(en cualquiera de sus formas de administración).
• Personas que hayan sufrido un golpe o
traumatismo en el ojo.
• Personas con diabetes. El aumento de
los niveles de glucosa en sangre puede provocar graves daños en la retina
(retinopatía diabética). Conviene llevar un buen control de la diabetes y
someterse a revisiones oculares periódicas
En caso de
que nos afecte alguno de estos factores, debemos acudir a nuestro óptico-optometrista
para que nos realice un screening mediante la tonometría sin contacto, una prueba sencilla, rápida e indolora
con la que se mide la presión intraocular.